Decide que “gafas” llevar, las brillantes o las oscuras

Estoy segura que conoces la historia de Helen Keller. Ella nació en  1880 y adquirió varias enfermedades en su niñez que la dejaron en un mundo de oscuridad, carente de sonido y de luz.

Como no podía comunicarse, se convirtió en una niña frustrada y enojada; hasta que llegó la esperanza  a su vida en la forma de una maestra llamada Anne Sullivan. Helen aprendió a leer, a escribir y a hablar a través de la enseñanza paciente y amorosa de Anne. Pasado el tiempo se graduó de la universidad Radcliffe con el grado suma cum laude, publicó la historia de su vida y se volvió una figura pública reconocida y respetada.

La vida de Helen Keller representa una de las historias más extraordinarias de esperanza, valentía y perseverancia de la historia de los Estados Unidos.

Quizá llevaba gafas oscuras en público, pero en su espíritu y en su actitud, claramente llevaba unas “gafas” brillantes que enfocaban su mirada en el potencial de la vida más que en sus dificultades. A través de esas gafas veía las oportunidades en lugar de la derrota, esperanza en lugar de desaliento.

¿Cómo se puede llegar a ser una persona llena de esperanza delante de desafíos tan inmensos?

Esta es la clave, en palabras de Helen Keller “Pon tu rostro hacia la luz del sol y no podrás ver las sombras”.

Como Helen, podemos escoger que “gafas” llevar día a día. A pesar de nuestras circunstancias, podemos escoger portar las “gafas” brillantes de la esperanza, a través de las cuáles podemos ver la mano de Dios obrando en nuestra vida; o podemos escoger las “gafas” oscuras del desaliento, a través de las cuáles sólo podemos ver nuestros problemas inmediatos.

Si llevamos esas “gafas” oscuras el suficiente tiempo, nos volvemos personas, amargadas y sin esperanza; o sea, seríamos personas murmuradoras y quejumbrosas crónicas. Esa es una decisión diaria que debes tomar solamente tú.

¿Pondremos nuestros ojos en Dios y su provisión, o nos enfocaremos en nuestras desventajas; sea en una enfermedad, en un marido difícil, en un ambiente de trabajo desagradable, en una familia disfuncional o en un coche descompuesto? ¿Estamos dispuestos a ver más allá de las desventajas para ver las posibilidades?