Construyendo la autoestima en la infancia

La educación emocional ha aumentado en los últimos años, favoreciendo la construcción de conocimientos y habilidades que son las herramientas básicas para un desempeño favorable y exitoso de todo ser humano.

De manera breve, se entiende por autoestima el nivel de amor propio que tiene cada individuo; sin embargo ese amor a veces es imperceptible y se va dejando en segundo plano. Esa apreciación personal se forma en el día a día, desde la primera infancia y como un proceso en el que influyen factores congénitos y medioambientales; por lo tanto, dependerá mucho de las personas que rodean a un niño para la construcción de ese amor propio. Por lo tanto, la autoestima saludable se puede describir como: 

• Equilibrio emocional para enfrentar diversas situaciones que se presenten a lo largo de la vida.
• Reconocimiento de virtudes y  defectos que se poseen para poder encontrar el desarrollo óptimo de las facultades.
• Autoconocimiento del valor personal que incluye las fortalezas y debilidades.
• Reconocimiento de la calidad de pensamientos, sentimientos y emociones que se generan en el interior de cada individuo.
• Capacidad para gestionar las emociones de manera adecuada. 
• Conocimiento del carácter que se ha construido

La autoestima no son pensamientos positivos que se producen basados en un momento específico y que se interiorizan únicamente como un potenciador motivacional, es decir autoestima no es decirse constantemente y de forma aislada “Estoy bien”, “soy fuerte”, “no debes”, “tú debes”.

La autoestima se forma en la infancia pero se reafirma en la adolescencia porque en ambas etapas la madurez personal está en construcción. Durante el viaje por la vida, un niño irá descubriendo su “Yo” que se formará como un resultado de la madurez emocional de sus padres, el ambiente familiar, la forma de amar que se manifieste en el centro, las tradiciones, los lazos y vínculos que se formen en esta etapa, las normas y límites que se establezcan. Diane  E. Papalia en su libro Desarrollo humano menciona que un niño tiene necesidades psicosociales que deben ser satisfechas por la madre mientras que el padre “aporta el bienestar y desarrollo físico, cognoscitivo y social”. Por lo tanto; la autoestima de un niño es un asunto de educación parental, es imprescindible que los padres conozcan su propio nivel y hagan un trabajo de introspección para auto conocerse.  

Cómo construir la autoestima en la infancia.

• Actitud sana de padres frente a sus hijos.
• Conocer el temperamento de cada hijo, potenciar sus virtudes y empequeñecer sus defectos. 
• Aceptación de sus capacidades y limitaciones.
• Manifestación de amor según sus necesidades 
• Establecer vínculos afectivos y apegos sanos
• Comunicación asertiva. 
• Brindar confianza
• Enseñar y practicar el control emocional. 
• Reconocimiento de las habilidades natas y logros obtenidos desde pequeños. 
• Construcción de ego sano sin llegar a lastimar o hacer bullying familiar. 

El autoconcepto que un niño tenga de sí mismo se formará en la infancia y las primeras palabras de aceptación o negación serán las que escuche de sus padres. Una persona en la etapa de la infancia puede vivir en un ambiente de hostilidad y aparentar ser feliz, pero en la adolescencia, ante la búsqueda de identidad, renacerán los sentimientos de inferioridad y a partir de ahí marcará su vida adulta. Educar hijos emocionalmente saludables es construir mejores ciudadanos y es nuestro deber y privilegio dejar un mejor legado a la sociedad.